Este lunes se nos fue uno de los carteros mas recordados de nuestra ciudad: Rodolfo Koehler. Tenía 83 años y un prestigio bien ganado en su oficio forjado a lo largo de muchos años de "patear la calle". Quizas esta partida sea una buena oportunidad para revivir aquella historia reflejada en El Semanario Chavense en agosto de 2006, a traves de una larga entrevista personal, en la que Rodolfo reflejó su vida como cartero.
SE NOS FUE RODOLFO KOEHLER: LA ULTIMA CARTA DEL VIEJO CARTERO
El cartero es ese inalcanzable trabajador que identifica con plenitud una tarea que tiene 235 años de existencia en nuestro país. Evocando aquel 14 de Septiembre de 1971 en que Bruno Ramírez comenzó a transitar las calles del Incipiente Buenos Aires, cuya imagen se ha convertido en parte invisible del paisaje en cada población, es merecedor del mayor reconocimiento de la comunidad por su esfuerzo y su enorme responsabilidad.
Nacido en Energía, Rodolfo Koehler difícilmente se iba a imaginar que su destino el de llevar buenas y malas noticias a los habitantes de un pueblo de la Región durante más de 40 años. Cuando el pequeño Rodolfo tenía solo 7 años la familia Koehler decidió abandonar la colonia de alemanes cercana a Necochea y radicarse en Adolfo Gonzáles Chaves. Cursó hasta 3er gradúen la Escuela 1, y cuando apenas tenía 12 años empezó a trabajar en la Fiambrería Costa Hnos. Después pasó por la Chanchería de Angeloni Hnos. y terminó ingresando en la Municipalidad, lugar en el que ya trabajaba su padre realizando el mantenimiento de ramblas y Plazas. Tras una pausa de 18 meses en Puerto Deseado por la Colimba, volvió al Municipio con un régimen de medio sueldo por lo que no fue extraño que, a poco de andar, el joven Pascucci lo tentara con un nuevo oficio: El de cartero “Pascucci, un muchacho que hizo el Servicio conmigo y que vivía enfrente del Asilo, me pregunto si quería entrar de Cartero, le dije que sí, en ese momento estaba un tal Ferreira de jefe y me aconsejo que si tenia un trabajo fijo que no entrara en el Correo. Entré el 4 de Septiembre de 1947. La cosa fue que el Ministro de comunicaciones, creo que en ese momento era Nicolini, a fines de ese año a todos los que estábamos provisorios nos dio el renombramiento y me quedé hasta el ´92, año en que me jubilé”.
Coincidencias del destino, por esa misma época un tal Néstor Kirchner ingresaba al correo de Río Gallegos, era el padre del actual Presidente y por ese momento, sin que ambos lo supieran, colega de Koehler dentro de la Principal Empresa Postal del País.
EL CARTERO, UN TIPO INTRÉPIDO
La mezcla de padre Alemán y madre Andaluza puede ser explosiva. Rodolfo Koehler es por momentos retraído haciendo honor a su origen Germánico. “No voy, hace mucho frío y no estoy cambiado para hacer la foto”, pero con la mirada cómplice enseguida ensaya en su sonrisa algo de ese clásico humor Andaluz. Mientras acerca algunas fotos de su tiempo de cartero explica que “El primer día fui lloviendo, El hijo del jefe era mensajero. Era de contextura alta y me presto una capa que tocaba el suelo. Oscar Alfonsín, un hombre que estuvo 50 años de mensajero, me aporto la gorra. En ese primer día llovía tanto que le erré al paso. Las calles ¡Ay mamita querida! Por supuesto no estaban asfaltadas como ahora y en vez de cruzar una alcantarilla, que era el lugar obligado de paso, me fui de cabeza al agua en la esquina por donde vivía la Sra. de Rodríguez Diez. ¡Menos mal que ya venía terminando el reparto!... Me acuerdo también cuando en días de temporal había que llevar la carta al “Vasco” Viteli. La bicicleta se te llenaba de barro y se te atrancaba. Tenias que andar con un palo. ¡Ahora como están las calles es una hermosura!”.
Koehler hace una descripción geográfica de cómo se encontraba el trazado urbano de ese Chaves de 47 en el que comenzó a trabajar. “El asfalto llegaba hasta Almirante Brown y Eliçagaray. Después hasta Rodríguez y Belgrano, hasta donde tiene ahora Muñoz el negocio. Ese asfalto lo hicieron los conservadores. El centro era todo empedrado, que después Elba Álvarez lo hizo de Cemento Armado. La Carricart también era toda de tierra. La av. San Martín antes del ´47 era de tierra, después hicieron las ramblas y el asfalto que llegaba hasta la Carnicería de Alvarez. De ahí para arriba era toda tierra entoscada. Después donde esta el Edificio Di Blasio, era todo laguna, desde ahí hasta donde estaba la viuda de Aroza o donde está el Cóndor era todo bajo. Por más que rellenaron, hasta que no se hicieron las cloacas, cuando llovía un poco se inundaba todo. En la Carricart también habia un bajo que lo llamaban "La Rana", por que en epocas se juntaban muchas ranas y sapos. La zona era más o menos por donde está Julio Catub que era todo bajo. Esos eran los dos bajos mas importantes que había, aunque también por donde vivía "Puchito" Duguine se inundaban las casas".
Ahora... ¿Quienes eran los intrépidos muchachos que se animaban a afrontar semejantes lodazales en viento, lluvia y granizo? Abraham y Miguel Fortunato, Pascucci, Giancaterino, Cordoba, Menna y el propio Koehler totalizaban 5 carteros que era quienes llavaban las cartas y 2 mensajeros dedicados a los telegramas, que recorrian aquel Chaves de la década del ´40. También hubo 4 auxiliares, primero Margarita Benitez y Oscar Alfonsin y mas tarde llegaron Piñeiro y Saldua.
Los buzones a recorrer por el personal de calle eran 4 en total. Uno estaba en la Estación de Trenes, el otro en San Lorenzo e Irigoyen, uno más en San Martin y Velez Sarfieldy finalmente el de la esquina de Di Blasio, en Saenz Peña y Sarmiento. "Mucha gente dejaba cartas en el buzón, por que se pasaba a recogerlas a las 10 de la Mañana y a las 5 de la Tarde. El promedio era de 10 cartas por buzón, aunque de a poco la gente fué dejando de enviarlas por el buzón y las llevaba directamente al Correo. Ya que iban de compras al centro, de paso despachaban las cartas en la oficina. En el correo teníamos que desocupar el buzón unas 3 veces por día por que se llenaba".
HABLEMOS DEL VIEJO CORREO
(ver imagen actual del viejo correo en diapositivas)
De pronto entramos en el tunel del tiempo y Rodolfo comienza a rememorar como eran esos días en el viejo correo de Ana Paysas de Eliçagaray. " Del correo viejo no quiero ni acordarme, yo iba siempre a las 7 menos cuarto y prendía cada una de las 3 estufas. Por ahi, incluso, se te prendia fuego la propia estufa. El edificio era una obra de los años 20 donde en invierno nos moríamos de frío. Tenía piso de madera y habia una chapa tapando un agujero, que cuando uno entraba hacia un ruido bárbaro, además moneda que caía a traves de esa chapa iba a parar al sótano . Cuando nos fuimos de ahi no se nos dió por levantar la tapa de sótano, pero ahí abajo debía haber muchas monedas. A la entrada estaba el mostrador y la casilla de Correo. Había como 200 casillas. Cada uno venía con la llave y sacaba la correspondencia. Gente de campo, gente de pueblo, gente que tenía comercio, todos ellos pagaban su casilla todos los años. Pero ahora, si el cartero pasa por la vereda ¿Para que quiere la gente la casilla?".
La tarea en el viejo correo de calle Ana P. Eliçagaray era casi siempre rutinaria, "Cuando entraba a la oficina lo primero que hacia era prender la estufa. Después hacia la limpieza y despues se abrian los sacos con la correspondencia que se traía a la noche (un tren pasaba a las 6 de la tarde y a las 7:30 de la mañana). Había una mesa grande y ahi se clasificaba las cartas, tardabamos media hora en clasificar un promedio de 2.400 cartas (800 para cada reparto) y para 8:30 había que estar en la calle, Se hacia el reparto en 3 sectores, una de las partes arrancaba en Ana P. Eliçagaray. Otra en calle Moreno y la otra por Av. Perón, que en ese momento era Av. Necochea. Todos terminabamos el recorrido cerca del correo. Se alcanzaba a repartir todo, salvo donde no habia gente por que estaba el domicilio cerrado, normalmentese ponía domicilio cerradoa tal hora, pero como yo estaba muy canchero, ponia el pie en la puerta y la metía por debajo". Una circunstancia especial era el periodo de elecciones, donde según Koehler el viejo correo era un hevidero de correspondencia. "Para las elecciones había hasta 30.000 cartas, la mayoría de ellas de candidatos políticos. Traiamos el canasto de la Panaderia lleno de cartas y para repartir eso había que hacer recargos: Entrábamos a las 6 de la mañana y saliamos a las 11 de la noche" Recuerda.
Los repartos debian ser completados si o si. Y los encargados de que se cumpliera eran los jefes. Por las oficinas del correo pasaron como titulares de la misma Ferreira, Gaspari, Alfonsin y Saldua, segun recuerda hasta su retiro el propio Rodolfo Koehler.
La vieja etapa terminó a fines de los 70 cuando las oficinas del correo se trasladaron a su actual ubicación de calle Gral. Paz. Por esa misma época hubo cambios importantes en el reconocimiento de la fisonomia Urbana de la ciudad "La señalizacion de las calles las hizo poner el concejal Somoza, eran unas chapas identificatorias ubicadas en las paredes antes de llegar a la Ochava, y en la epoca de Elba Alvarez se pusieron los cartelitos en las esquinas. Hasta ese momento nosotros éramos los que más conociamos el Pueblo por el nombre de sus calles y direcciones".
HORA DE ANECDOTAS
Salvo que apareciera con la boleta de algun servicio, un telegrama con malas noticias, o una carta Documento, el cartero generalmente era un tipo esperado y generalmente bien recibido. En ese sentido, el reconocimientose acumulaba durante 12 meses y se expresaba con numerosos obsequios a fin de año. "Para esa fecha nos regalaban efectivo, el padre de Celestino Garcia, que trabajaba en la bolsa, me daba $2 de regalo y yo no los queria agarrar, otro caso era el de Don Blas Altieri, para las fiestas me daba $20 y como yo no los queria aceptarlos, la Sra. me los echaba en la cartera. Era gente muy buena... Para las fiestas juntaba $200 o $300 de aquella eépoca. Botellas de sidra, pocas. Los carteros de Mar Del Plata ponían: No aceptamos sidra. Un día me dice Ricomagno que vaya a la casa que la Sra. me queria dar una botella de sidra. ¡Todavía me está esperando, por que no fuí más!".
No es dificil pedir anecdotas por que las mismas fluyen solas de tanto andar en la calle durante 4 decadas. " Un dia salia de lo de Mendos y entre el banco Comercial y la casa de Raquel Moreno, había un sobre en la calle, lo pateo y se desparraman unos cheques, los miro y eran de Domingo D´annunzio, un comisionista. Como el tenía un Kiosco en la galeria, fui a buscarlo y pregunté por él diciendo que iba por plata. Me dicen que vaya al banco, que el está allá y cuando lo encuentro se lo entrego y me pregunta por que no lo cobré, y le respondi qe no era ningun pavo, yo se que si alguien pierde un cheque hace una denunciay si yo lo voy a cobrar me agarran. Asi que le devolví todos los cheques. Otra anecdota... Un día una chica que se había casado que estaba en el Hospital, le llevo la carta y el novio me pregunta: Koehler ¿Usted sabe quien me mandó la carta? No, que se yo querido, eso va al buzón, nosotros no sabemos quien la despacha, a menos que abramos las cartas, pero eso no se puede ni se debe hacer, y esto lo sabía por que a un cartero de Tres Arroyos le pasó, que agarró una carta que era para los Gitanos y el mismo la firmo y la tiró. Como el gitano no recibió nada lo denunció y lo metieron preso 2 años por falsificación de firma".
Tras 42 años de Servicio se retiró del correo antes de iniciarse la etapa Privatizadora Menemista. Hoy, uno de sus hijos en Chaves y otro en Mar Del Plata, continuanen segunda generación, el camino familiar iniciado por Rodolfo Koehler, aquel de visitar cada hogar convirtiendose en emisario de sentimientos.